Cuando un cliente en un hotel en Reino Unido en el que yo trabajaba de camarera me dejó 100 dólares de propina en el desayuno. Ocurrió hace más de 30 años por lo que la suma era considerable. Pensé que se dejaba el dinero encima de la mesa y al avisarle, me respondió que no se lo había olvidado, que era mi propina!!!! Me quedé tan sorprendida que no pude articular palabra y fue entonces cuando me dijo algo que jamas he olvidado: “La propina no es nada comparado con la alegría y positividad que me has regalado durante toda la semana que he estado alojado en este hotel… mil gracias por tu profesionalidad y simpatía”. Me llegó al alma :-)
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