La frase original que luego se llenó de oprobio dice:
“Cum finis est licitus, etiam media sunt licita”
Lo que significa que “cuando el fin es lícito, también lo son los medios”, frase acuñada por el teólogo alemán Hermmann Busenbaum, extraída del libro en latín “Medulla theologiae moralis”, en la que usa la frase.
Más tarde se atribuyó esta idea a Machiavelo, que aunque no la expresara claramente se intuye en su obra “El Príncipe”, que en el capítulo XVIII escribe:
“En las acciones de los hombres, y particularmente de los príncipes, donde no hay apelación posible, se atiende a los resultados. Trate, pues, un príncipe de vencer y conservar el Estado, que los medios siempre serán honorables y loados por todos; porque el vulgo se deja engañar por las apariencias y por el éxito; y en el mundo sólo hay vulgo, ya que las minorías no cuentan sino cuando las mayorías no tienen donde apoyarse”.
Hay fuentes que indican que Napoleón Bonaparte, en el libro de El Príncipe, anotó una frase con un significado parecido “Triunfad siempre, no importa cómo, y siempre tendréis razón” que lleva al individuo a la misma conclusión.
Y se mire desde cualquier ángulo, con ella se han justificado muchas salvajadas…