En 1893 llegaron al mercado los “dilatadores rectales ideales del doctor Young". El médico que los inventó afirmaba que su producto era una cura certificada para todos los problemas de salud mental, simplemente usandolo durante algunas semanas.
Un tiempo después de su lanzamiento, el Dr. Young llegó a afirmar que sus dilatadores tambien curaban el mal aliento, la piel cetrina, el acné, la anemia, la lasitud, las hemorragias mentales, el insomnio, la anorexia, los dolores de cabeza, la diarrea, las hemorroides, el prolapso, las flatulencias, la indigestión, el nerviosismo, la irritabilidad y las extremidades frías.
Había de diferentes tamaños, desde los más pequeños de 1’27 centímetros de diámetro y 7’62 cm de longitud, hasta los más grandes, de 2’5 cm de diámetro y 10’2 cm de largo.
Para disfrutar de sus beneficios, el dispositivo debía untarse de un lubricante que también vendia el doctor, introducirlo suavemente por el recto y esperar tumbado durante media hora o una hora, aunque con diez minutos ya debían notarse los resultados.
El negocio duro hasta 1940, cuando el Fiscal del distrito sur de Nueva York incautó todos los dilatadores anales por estar mal etiquetados.
Se concluía que estos dispositivos podrían ser peligrosos para la salud con la frecuencia de uso descrita en la etiqueta. Todos los dilatadores fueron destruidos y se prohibió su venta posterior.
Creditos
Los dilatadores anales que prometían curar la anemia, el acné y la locura